Cuando el gobernador del estado de Washington anunció la orden de quedarse en casa, se me encogió el corazón. Como propietario de una consulta de fisioterapia privada, entré en pánico de inmediato. ¿Cómo vamos a cuidar a nuestros pacientes? ¿Cómo voy a cuidar a los 88 empleados que tengo?
La fisioterapia es un campo práctico y altamente relacional. Después de la universidad, muchos terapeutas entran a programas de residencia para obtener conocimientos de terapia manual. Hay mentores certificados que enseñan a los terapeutas cómo movilizar y manipular articulaciones y tejidos blandos para abordar las causas fundamentales de afecciones como el dolor lumbar o esguinces repetitivos de tobillo.
Los tratamientos más eficaces combinan la terapia manual con ejercicio para restaurar el movimiento y la función ideales. La atención se brinda de manera individual varias veces por semana y la relación entre el terapeuta y su paciente es fundamental para obtener resultados positivos. Es una experiencia íntima y presencial, así es que no creía mucho en que pudiéramos hacerlo vía a través de las plataformas en línea.
A mi escepticismo se sumó el hecho de que nuestros pagadores, por ejemplo, las compañías de seguros, no pagaban por la telesalud. Como la crisis por la COVID-19 se desarrolló rápidamente, los fisioterapeutas y legisladores presionaron a los pagadores de salud para que reembolsaran el tratamiento a distancia.
Todos los días llegaban a mi bandeja de entrada enormes cantidades de información sobre los planes de cada pagador. Veinticuatro horas después, hubo nuevos anuncios con detalles contradictorios. No había respuestas claras sobre si nos pagarían o no por las visitas de telesalud.
De todos modos, visiones de nuestros queridos ancianos pasaron por mi mente. Pensé en las docenas de pacientes que se estaban recuperando después de cirugías y que también tenían problemas de salud subyacentes.
La historia de una amiga que tenía que empezar su fisioterapia después de una cirugía extensa para reparar un tendón desgarrado en el hombro me tenía despierto durante la noche: ella también cuidaba en su casa a un pariente anciano.
¿Qué se suponía que hiciera ella? Retrasar el tratamiento le provocaría daños a largo plazo y, quizás, significaría otra cirugía. Proceder con una atención en persona implicaba arriesgar vidas.
Outpatient Physical Therapy (OPT) necesitaba que la terapia de telesalud fuese una opción para pacientes como mi amiga, incluso si no nos iban a pagar después. Y queríamos facilitarlo para poder empezar de inmediato. Además, exigimos una solución de reunión en línea que fuera confiable tanto para los terapeutas como para los pacientes.
Con las visitas virtuales, podría mantener empleados a los terapeutas y seguir atendiendo a cada paciente que lo necesitara. Capacitamos rápidamente a los terapeutas para que pudieran brindar la mejor atención en línea posible e hicimos la transición inmediata de los pacientes más vulnerables.
Y para mi grata sorpresa, está funcionando:
“Estoy en medio de mi fisioterapia por un problema en el hombro. Mis primeras citas fueron en persona, pero una vez que el gobernador emitió la orden de quedarse en casa, las cambié a citas de telesalud, lo que está funcionando bien. Tuve una videoconferencia con mi terapeuta, el que me mira hacer algunos de los ejercicios en casa, me muestra ejercicios nuevos y conversamos bastante sobre mi progreso y mis objetivos y planificamos en consecuencia. Obviamente, el terapeuta no me puede hacer masajes en el hombro en video, pero es un pequeño paso que tengo que pagar por la seguridad adicional (para ambos) que implica tener una visita de telesalud remota o virtual en lugar de una visita en persona.”
– Sandra W., paciente de Outpatient Physical Therapy (OPT)
Gracias a la telesalud, ya no tengo miedo porque en OPT podemos seguir haciendo lo que hacemos mejor: cuidar de las personas. Con las visitas virtuales, seguimos teniendo nuestros empleados y nuestros pacientes están sanos porque todos trabajamos en conjunto para detener el avance de la COVID-19.